martes, 10 de junio de 2014

UN SIMPLE DATO

En una entrada publicada ayer u hoy en su blog y titulada "La obcecación de la crítica y la poesía de Melchor López", Francisco León afirma lo siguiente sobre el segundo libro del poeta canario: "Pese a tratarse de un libro escrito bajo el influjo de un rigor lírico inaudito hasta ese momento entre las jóvenes promociones de la poesía canaria, El estilita no recibió ni ha recibido hasta el momento, doce años después de su publicación, la escucha crítica que sin duda merece." No me corresponde a mí determinar si fue la escucha crítica que se merecía o no, pero quisiera señalar aquí que en 1997, el mismo año de la publicación de ese libro, escribí una reseña del mismo titulada "El canto vulnerado", que se publicó, si no recuerdo mal, en algún suplemento literario de los que por entonces agonizaban en la prensa de las islas. En 2007 recogí esa reseña en mi libro Rutas y rituales, publicado por la editorial Idea. He encontrado el enlace en red y lo pongo a disposición de los lectores de este blog. En ese mismo libro incluí también el texto de una ponencia que tuve el honor de pronunciar en un congreso organizado por el profesor Javier Gómez Montero en Berlín en 1998 y que, titulada "Palabra y espacio en algunos jóvenes poetas canarios", dedicaba, entre otros poetas, a Melchor López, y concretamente a su libro El estilita, algunas reflexiones en relación al espacio insular y al lugar que su palabra ocupaba en ese espacio. 

Es evidente que cuando uno se sienta a escribir un artículo supuestamente exhaustivo sobre la desafección de la crítica en torno a la obra de cierto autor y se atreve, incluso, a recriminar a determinados escritores canarios, nombrándolos uno a uno, no haberlo mencionado en no sé qué cuestionario en torno a los diez poetas de las Islas que consideran imprescindibles, una de dos: o uno se documenta con todo el rigor (lírico o no) que el asunto merece o corre el riesgo de hacer el ridículo y de, lo que sin duda es mucho peor, falsear caprichosamente la realidad.*

* Nota del 16 de junio de 2014. Me permito añadir un dato más acerca de mi modesta, aunque no por ello inexistente, contribución a la difusión de la --según León-- maltratada e ignorada obra de López. En 1999 organicé un ciclo de poetas españoles en Leipzig. Se tituló "Sonnenworte. Spanische Lyriker lesen in Leipzig" y se celebró en la Haus des Buches con la colaboración de la Embajada de España y la Universidad de Leipzig. Invité a Melchor López, que fue uno de los siete poetas que participaron. Al poeta lo acompañó Ines Griebel, una estudiante mía que tradujo estupendamente los poemas de López al alemán. Al día siguiente presenté a López en la ciudad de Jena, en lo que fue su segunda lectura en esa minigira alemana que, aun mínimamente, espero que contribuyera a la difusión de su obra más allá de las fronteras insulares y nacionales.

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