viernes, 13 de junio de 2014

LA NUEVA EDAD DE ORO EN LOS BAÑOS DE ARGEL

En consecuencia (con secuencias), el hombre (él, hombre) sacudió (sssss... acudió) vigorosamente (vigor + oro + osamenta: ja, ja, ja) y a contrapelo (¿a... pelo?) el huso (el hueso) sin cumplidos (sin cupidos) que la naturaleza (natural... ¡esa!) habíale otorgado (le otorgado había). Remolona, removiola (remó: lona, galera, la moviola), lenta lanza larga (lenta danza larga) con soltura (con cintura) tan adentro (tan, tan dentro) que el paje puso paja al peje (el peje puja paja pija). Cabalga el caballero (cava, cava, valga lo que valga), embiste de cuclillas (¿eh, viste?, ¡de cuclillas!), por si la quisicosa se resiste (¿qué cosa, quisicosa?). Mano de almirez (o pierna de almirante) no obsta (no, no, ostras) para que el trípode trilingüe (centrípeto, cum linguis) revista de esplendor (¡revista de esplendor!) la grupa imberbe (el grupo imberbe). Metiosela (tío, se lame) hasta la cueva de Montesinos (la cueva del Monta Si No...), de donde no quería (no, no quería) salir el elixir (¿seguir sin elixir? ¡Eso jamás!). Así que, sin turbante (ni turbarse), trocó el caballero su cabalgadura (eso, eso: su cabalgadura) por tabla ríspida de surf (ras, ris, surf del sur) y cogió olas (cogiolas) a toda máquina (oh máquina del universo). Las olas iban y venían (venían e iban) como las damas de antaño ("les dames d'antan") hasta que se subió a las ancas (cual con zancos) para gozarlas desde lo alto (gozo, alas, gózala, mi arma) y repiquetearlas (repique, etc.). Zumbón y caballuno (moscón equinoccial), se relamía el caballero del relajo moruno (se la lamía un caballero de refajo moruno) allá en los baños de Argel (allá en los baños de Onán) entre vapores turbios (va por estupro) y sonrisas leves (aleve todo allí, sin abanico). El paje berberisco (y su peje berberecho) se brinda (y se embrida) a los más canoros arrebatos (masca, can, más oro, más, a rebato). Toca su flauta Pan (su flauta mágica de un solo ojuelo) y toda Edad de Oro, rediviva (redicha, redí: viva), florece en este tiempo de todos los demonios. 


(Texto publicado en el catálogo de la exposición El arte en la ínsula de Don Quijote, inaugurada ayer en la Fonda Medina de Güímar, Tenerife)

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