miércoles, 2 de mayo de 2012

UN POEMA DE ANXO PASTOR


La vida, en ocasiones, nos depara encuentros que quizá nunca creímos merecer y que convierten nuestras andaduras terrenales en algo un poco más valioso, más habitable y menos turbio. No recuerdo muy bien cómo nos pusimos en contacto Anxo Pastor y yo, si fue él quien me escribió o si fui yo quien lo hizo. Sí sé que desde aquel momento nuestras conversaciones, nuestros intercambios y nuestros encuentros han sido una de esas no demasiado frecuentes razones que la vida nos da para perseverar, para seguir preguntándonos e investigándonos a nosotros mismos en busca de nuevas razones para nuevas preguntas. Anxo Pastor (Vilardonas, Ribas do Sil, Lugo, 1959) pinta y dibuja, lee y escribe, dirige una pequeña galería de arte, Arcana, que se ha convertido en un espacio de resistencia en Vilagarcía de Arousa resistencia contra las famas de oropel, resistencia contra tantos enmudecimientos, resistencia contra la engolada sabiduría de los popes, resistencia contra la degradación del arte en pura mercadería. Todo parece conformar para Anxo Pastor la temblorosa respuesta a una única pregunta. Si dibuja, si escribe, si pinta, si expone, si lee o si viaja, está siempre buscando las huellas de una presencia evasiva. Sus espacios preferidos son las periferias, las orillas, los páramos, los claros del bosque y las costas perdidas. Sus personajes son casi siempre seres solitarios, desposeídos de algún bien que quizá una vez retuvieron sin saberlo, mendigos de un poco de sabiduría, paseantes perdidos en paisajes que no los reconocen, agrimensores expulsados para siempre del castillo. Anxo Pastor ha tenido el detalle de enviarme su poema inédito “Beira dun canto”, escrito en gallego y que, con algunas indicaciones y sugerencias suyas, he traducido para presentarlo en este blog. Al poema lo acompaña un dibujo del autor. Esas orillas de un canto, invernales, en las que poco o nada queda ya de la “antigua caballería”, conservan, sin embargo, los resquicios de un misterio, de una belleza. El poeta responde a ese misterio, a esa belleza con palabras escritas “a la orilla de un canto”. Quizá al lector le interese saber que la palabra gallega “raiola”, que figura en el séptimo verso, y que he traducido por “brillo”, significa, según el autor, algo mucho más sutil, una especie de rayo lento de invierno, un rayo de sol casi furtivo “que se va abriendo camino ante nuestros ojos y que nos expande sensitivamente”. Mucho me temo que, igual que ocurre con la palabra gallega “luar”, tampoco para “raiola”, que es tal vez su contrapunto solar, existe en castellano un equivalente adecuado. O, al menos, yo no lo he encontrado.  

(Poema original gallego y dibujo: pinchar en la imagen para ampliarla) 

ORILLA DE UN CANTO

Anxo Pastor

Mi amor de niebla
enmudecieron estas piedras
y se tiñeron de un manto gris
su dulce verdor.

¿Dónde se refugió
nuestra antigua caballería?
El brillo del sol entre la hierba.

No escuchas el eco
de las montañas azules
el rumor de días largos
y nuestro desdén
de las cosechas para el invierno.

No sé, nada sabemos
de estas orillas ahora sin nombre
y cómo su llama sobrevive
y cómo sobreviven el miedo y el olvido
el misterio y la belleza.

  (Traducción de Rafael-José Díaz)

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