Pasé yo el otro
día (todo esto viñedos) por aquí
caminando (lomas
quietas, veladas) poco tiempo,
un paseo (pues
el vino irradiaba sus melodías de sangre),
y pensaba en el
tiempo (piconera o montaña
mordida en sus
costados), en cuánto tiempo queda
hasta el fin de
los tiempos (melodía
de un pájaro
mecida por el viento),
paseaba y
pensaba y reía en
mis adentros
(mis adentros viñedos, cañerías resecas, un bidón oxidado,
la puerta que da
al campo), y al volver me detuve
en una de esas
tascas (se anunciaba la lluvia
como un tímido
abrazo) que venden vino nuevo
para que arda en
el cuerpo.
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