Quienes vivan aún
y el viento del no vivir
no haya borrado
del todo todavía
(el viento del no vivir,
que es este aire tan fino
que el cuerpo siente apenas
al asomarse a la baranda
que separa los pies
del valle y sus abismos),
quienes vivan aún
aquí, en La Cisnera ,
en las curvas atroces
de un lugar imposible
(los cables en que cuelgan
estrellas oxidadas,
las miradas que indagan,
desquiciadas, la bruma,
el jable entre los muros,
las grietas de una tarde),
sabrán quizá cómo decirle adiós
al viajero de un día,
al que pasa y olvida
lo que nunca debió traer consigo.
Gracias, Rafael, por compartir este poema, en el que, tras mi lectura personal en voz alta (como corresponde a todo buen hilado de versos), encuentro hermosas resonancias machadianas y borgesianas, sin dejar de ser plenamente rafael-josédeístas.
ResponderBorrarContinúa vertiendo esas visiones, echando al agua esos fantasmas que bien te alejan de metafísicas insulares y malquerencias, y hasta de malediciencias.
José Aníbal Campos
¿Alejarse en la palabra es casi como viajar a la semilla? Muchas gracias, querido Aníbal, por tu lectura (honda y alta) y por tu amistad. Un abrazo y hasta pronto.
ResponderBorrarAlejarse en la palabra es, tal vez, una aproximación a la semilla, querido Rafael, pero tu semilla (viéndola con una absoluta objetividad que a mí me parece casi poética), no es tinerfeña ni canaria ni madrileña ni española ni francesa ni alemana: tu semilla, cuando se planta y empieza a germinar en el vientre matriz, es universal. Así que, bienvenido al club de los que, por fin, salimos del líquido amniótico en que nos encierra luego el estrecho entorno social, o en el que nos cubren de barrotes los cenáculos (peores cuanto más provincianos).
ResponderBorrarUn abrazo largo para ese viaje.
Anibal
Muy bello poema, amigo Rafa, me ha gustado mucho. Un fuerte abrazo harto de tanta navidad y buenas intenciones: ¡¡Por Dios, que acaben ya!! Jajajaja
ResponderBorrarGracias, amigo Iván, por tus siempre generosos comentarios. Un fuerte abrazo.
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