lunes, 29 de agosto de 2011

EL INSTITUTO

1. El instituto está en una isla. 2. La isla es pequeña y escarpada. 3. El instituto se encuentra en lo alto de un acantilado de difícil acceso al que se llega después de conducir durante horas por una carretera de curvas. 4. En la parte baja del acantilado hay una playa que es la misma de mi infancia aunque nada de lo que la rodea, empezando por el instituto, pertenezca a la playa real en la que jugaba de niño. 5. A la playa se llega, desde el instituto, por un paseo que desciende a lo largo del acantilado y que está bordeado por árboles como si fuera una avenida peatonal en cualquier enclave turístico. 6. Los alumnos del instituto, todos ellos varones, adolescentes, bronceados y atléticos, deambulan sin camiseta a cualquier hora del día arriba y abajo del paseo como si la playa fuera el verdadero lugar de sus aprendizajes y exhibir sus espectaculares cuerpos el agradecimiento por las lecciones aprendidas. 7. Todos los profesores están ya incorporados a sus puestos de trabajo y suelen reunirse en una sala acristalada desde la que puede contemplarse el horizonte y escuchar los constantes latidos de las olas. 8. La última profesora incorporada ha sido una amiga a la que he llevado en mi coche al instituto. 9. La directora, que nos ha recibido con cierta frialdad, le ha asignado a mi amiga una habitación, pues, igual que los demás profesores, no solo trabajará en el instituto sino que, como estipula el contrato, también vivirá en él. 10. Teniendo en cuenta que el camino de vuelta será largo y cansado, me quedo a almorzar en el instituto invitado por la directora. 11. El almuerzo tiene lugar en una especie de refectorio, también con vistas al mar, que recuerda a los comedores de alguna instalación turística obsoleta como las que abundan en el norte de la isla. 12. En el almuerzo está presente buena parte del claustro de profesores, que asiste con sus mejores ropas: traje y corbata en el caso de los hombres, vestido y fular en el de las mujeres. 13. Como señal de bienvenida, mi amiga y yo comemos en la mesa del equipo directivo, que está formado íntegramente por mujeres y que nos informa sin entusiasmo de la historia y de las normas de funcionamiento del centro. 14. Una vez que termina el almuerzo paso a acompañar a mi amiga a su habitación. 15. Mientras comentamos las primeras impresiones, que son de extrañeza y de perplejidad, descubro una enorme cucaracha escondida en los pliegues de una cortina, luego otra paseando por el lavabo y enseguida una tercera a los pies de la cama. 16. Unos segundos después, y aún con el susto en el cuerpo, la primera de las cucarachas echa a volar hacia mí batiendo unas alas que parecen haber multiplicado su tamaño. 17. Sudorosos, decidimos salir a una de las terrazas de que está provisto el instituto: desde allí observamos otras terrazas por encima o por debajo de nosotros y nos damos cuenta de que el edificio está construido aprovechando el desnivel natural del acantilado y de que cuelga, se podría decir, literalmente sobre la playa. 18. Buscamos luego las aulas, pero no parece haber aulas. 19. Algunos alumnos con los que nos cruzamos nos miran de un modo que no se sabe si es hosco, socarrón, altanero o impúdico. 20. Dejo a mi amiga instalada en su nuevo puesto de trabajo y salgo en busca de mi coche para alejarme por la carretera del instituto —del sueño.

2 comentarios:

  1. Magnífico relato, Rafa,al que en mi opinión sólo le sobran tres palabras, las tres últimas. Un abrazo.

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  2. Querido Iván: creo que te refieres a las dos últimas palabras. Tal vez tengas razón. Tal vez sobren, no estoy seguro. Dudé un poco al escribirlas y quizá la duda fue aquí una señal admonitoria a la que debí obedecer paralizando la mano. No lo sé. Tal vez no sea importante saber que el relato es la transcripción de un sueño. Sin embargo, para mí es lo fundamental. Probablemente yo esté equivocado. De verdad, gracias por tu comentario. Me ha hecho reflexionar. Un abrazo.

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