Llegas
y hay unos almendros
que no
lo dicen todo, en flor,
pero
aquello que dicen
lo
dicen para nadie, pues esperan desde hace tanto tiempo
que han
olvidado ya el deseo de ocultarse
o el
deseo de darse.
Una música que supe de Mahler (tercera sinfonía) sonaba en la radio del coche mientras regresaba a casa. Estaba seguro de que era esa obra...
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