martes, 18 de octubre de 2022

POR SURCOS CALCINADOS

Es una inmensa alegría anunciar que el 4 de noviembre a las 20 h se estrenará en el Teatro El Salinero de Arrecife (Lanzarote) Por surcos calcinados (poema dramático en diez cuadros), de Samuel Aguilar. Fue un honor y una extraordinaria experiencia escribir el libreto para esta ópera de cámara que se enmarca en la conmemoración del centenario del nacimiento del escritor portugués, Premio Nobel de Literatura 1998, José Saramago. 

La obra parte de la imagen de un personaje que, al final de su vida, víctima de una enfermedad, decide atravesar a pie la isla volcánica donde vive. Consciente de que la curación no es posible, se pone en marcha para reunirse con sus pares: los moribundos, los muertos y los náufragos. Su enigmático viaje le concederá la verdad última de que sólo en la proximidad de la muerte entrega la vida su evasivo sentido.

En la web de Cultura del Cabildo de Lanzarote están ya a la venta las entradas para el estreno del día 4 y para la segunda representación del día 5. 

Pancho Corujo – Tenor
Belén Elvira – Mezzo soprano
Beni Ferrer – Soprano
Borja Molina – Tenor
Major Tom Project – Músicos
Samuel Aguilar – Composición, dirección artística y musical
Rafael-José Díaz – Libreto
Siscu Ruz – Dirección de escena y espacio escénico
Dea Woon Kang – Visuales y espacio escénico
Raquel Melián – Vestuario
Shelma Zebensuí – Iluminación
Jonay Armas – Iluminación


 


 

 

miércoles, 3 de agosto de 2022

MUESTRARIO

El independiente, a la hora de vincularse, no lo hace a otros independientes, sino a algún cenáculo ya consolidado y medianamente poderoso. Esto es así por dos razones: la primera es que de este modo palia las penurias económicas que su supuesta independencia le ha obligado a afrontar; y, de paso, y esta es la segunda razón, se aleja de quienes, por ser de verdad independientes, no lo dejarían brillar si se acercara mucho a ellos. (Aforismo.)

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Estos eran unos pollitos que, después de nacer y salir del cascarón, quisieron seguir sintiendo el calor de mamá gallina y volvieron a metérsele debajo. Clueca y satisfecha de nuevo, mamá gallina los mantuvo bajo sus alas hasta que los pollitos empezaron a ahogarse: no les llegaba suficiente aire, empezaron a apretujarse tanto unos contra otros que se lastimaban. Habiendo sentido aquella extraña opresión allá abajo, y creyendo que sus pollitos ya habrían crecido y madurado, mamá gallina comprobó, sin embargo, con gran tristeza, que su descendencia y legado no eran más que un montón de cadáveres. (Cuento infantil.)

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No considera que lo que escribe pueda llegar a entenderse cabalmente sin la mediación de un exégeta que, por muy experimentado que sea, adolecerá siempre de un relativo desconocimiento y una considerable incertidumbre en lo que a sus escritos se refiere, por lo que debería ser guiado por su propia interpretación de las obras, lo que lo lleva a cuestionarse la idoneidad de todo exégeta, de toda exégesis. Se da cuenta de que nadie, excepto él mismo, es capaz de interpretar cabalmente lo que ha escrito, por lo que se propone elaborar una serie de guías y manuales explicativos de sus propios textos. Para cada guía o manual será necesario luego otra guía o manual que lo interprete. Y así sucesivamente hasta que la apremiante necesidad de redactar interpretaciones de sus propias interpretaciones, etc., etc., etc., le acabe impidiendo escribir una sola línea de pura creación. (Ensayo en miniatura.)

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Sale al escenario a declamar un poema. Pero en el patio de butacas ya no hay nadie. Decide declamarlo igualmente, a modo de un ensayo para la próxima actuación. Días más tarde, en la siguiente actuación, cuando sale al escenario, tampoco hay nadie en el patio de butacas. Pero no cree perder el tiempo si declama el poema a modo de ensayo para su próxima actuación. Le ocurre así, durante un tiempo, enésimas veces. Acaba concluyendo que lo más importante es lo bien ensayado que lleva su poema, la fluidez que ha conseguido, la textura perfecta de la voz, los gestos comedidos pero hábiles, rotundos, la forma en que se inclina al final como agradecimiento ante el público. (Farsa.)

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Se ha comprado un cuaderno nuevo para escribir. Lo estrena con lo que considera un buen comienzo para su próxima novela. Pero al día siguiente, al volver al cuaderno para continuar, se encuentra en blanco todas las páginas. Aun así, decide seguir la novela en el punto en que la dejó y escribe tres o cuatro páginas. Al día siguiente, se encuentra de nuevo el cuaderno en blanco. Retoma, sin embargo, la novela en el punto de la trama en que la había dejado el día anterior. Y así hasta que, meses después, termina la novela. El día después de terminarla se da cuenta de que ha escrito una novela pero también de que, al mismo tiempo, no ha escrito absolutamente nada. (Texto metaliterario.)

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Se les llena la boca de palabras cuando dicen que hay que dejarse llenar por las palabras. ¿Qué otros lugares del cuerpo, aparte de la boca, hay que dejar que se llenen de palabras? "Los oídos" sería la respuesta más fácil. Ahora aventuren ustedes las difíciles. (Adivinanza.)

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El escritor que sabe / de lo que habla / siempre habla / de lo que sabe. / Hasta que un día / se le dobla el sable. (Trabalenguas procaz arromanzado.)

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Carajo, me han descubierto. No soy el autor de los libros que firmé con mi nombre. Yo no soy más que un heterónimo o un negro mal pagado. Es ella, la verdadera autora, la que se lleva los honores y la gloria. Yo no soy nadie sin ella, sin el ama malvada que me somete y esclaviza. Ya saben de quién hablo. ¿Debo decirlo? Su nombre es Inspiración. (Confesión bajo tortura.)

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Cada poema que escribe se lo atribuye a un poeta distinto, inventado por él. No le estimula simplemente escribir el poema sino, sobre todo, inventarle después un autor, su nombre eufónico, sus hitos biográficos y hasta bibliográficos, inventarle, también, su muerte. Porque ese poema que ha escrito es el último texto de ese autor, una especie de testamento vital. Es como si tuviera la necesidad de darle a cada autor la última palabra. Los crea y los mata, los crea y los mata. Y va componiendo así una obra que es moribunda y póstuma a la vez. Los crea y los mata, los crea y los mata. Sus muertes le dan vida, pero esa vida sólo existe para él. (Drama em gente.)

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Le vino la inspiración cuando viajaba en taxi. ¡Pare!, le dijo al taxista. Y este arrimó el coche a la acera. ¡No, que pare de hablar, le digo! El taxista lo miró con cara de pocos amigos. Habían estado hablando de fútbol, de toros, de mujeres, de política, de fútbol, de toros, de mujeres. ¡Y ahora lo mandaba a callar! El poeta intentaba que no se le desvanecieran la idea, esas metáforas sutiles, desconocidas, esos ritmos novedosos, frescos, arrebatadores, que habían aparecido de pronto mientras iba en el taxi, ese poema, ese poema aún no escrito que intentaba atrapar en una libretita mientras el taxista lo fusilaba con sus ojos bovinos, ese texto que, cuando sus amigos lo leyeran, antes de publicarlo, calificarían de extraordinario, de obra maestra, de otra genialidad de las suyas, pero que él sabía que era lo mejor que escribiría nunca, sí, esa obra que aquel estúpido taxista se proponía destruir con su cháchara aun antes de que existiera. "Quién se ha creído que es", le dijo el taxista. Entonces él soltó la libreta, se desabrochó el cinturón y en un tris se lo pasó por el cuello al taxista. Mientras apretaba con todas sus fuerzas, sentía cómo se le escapaban aquellas divinas metáforas, aquellos símiles sublimes… (Microrrelato policial.)

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Llegó temprano a la oficina. Llevaba el manuscrito bajo el brazo, encuadernado. La empleada lo hojeó, comprobó que cumplía con las normas de presentación y se lo llevó hasta una habitación interior llena de archivadores metálicos. Tras abonar la cantidad correspondiente, que en este caso era la más elevada posible, pues había querido darle a aquella obra la categoría más alta entre las suyas, la empleada le entregó un recibo en el que se leía: “La obra [y aquí el título] será salvaguardada con garantía de posteridad durante los próximos mil años.” (Microrrelato de ciencia ficción.)

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Cuando volvió a casa, se encontró con un cuaderno abierto. En él había varias páginas garabateadas. Era el sueño de la noche anterior. Había querido escribirlo nada más despertarse porque intuía que ese sueño escondía la clave de su vida. Ahora intentaba leer lo que había escrito, pero no lo entendía. Todavía era de noche cuando lo había hecho, y en la oscuridad no había podido sino trazar garabatos, palabras ilegibles, líneas de signos sin significado. (Sueño ilegible / Tragedia.)

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Desde el balcón, antes de tirarse, escribió un poema. Lo hizo en un trozo de papel que traía en la mano. Lo leyó, lo revisó, le quitó o añadió lo que consideró oportuno, lo pasó a limpio en la parte de atrás del papel, lo releyó, se lo aprendió de memoria, incluso se lo recitó a sí mismo en voz baja, varias veces, con distintas modulaciones. Luego rompió el papel en mil pedazos, que se guardó en la mano. Mientras caía, los soltó, y su último pensamiento fue para la posible belleza de la poesía que caía como una nieve sobre su cadáver tendido en la acera. (Naturlyrik.)

 

NUEVO LIBRO: DUÉRMETE, CUERPO MORDIDO


 


lunes, 7 de marzo de 2022

REPORTAJE DE SANTIAGO TOSTE SOBRE 'DE UN MODO ENIGMÁTICO'


Crónica fragmentaria de un viaje por espacios abismales

Santiago Toste

Rafael-José Díaz presenta el viernes en el Lido de San Telmo del Puerto de la Cruz su libro de relatos ‘De un modo enigmático’.

Rafael-José Díaz (Tenerife, 1971) se siente muy cercano a los espacios intermedios, a los territorios fronterizos, a los lugares bisagra, pues, al fin y al cabo, explica en esta conversación con DIARIO DE AVISOS, es justo ahí, en esos intersticios, donde suelen darse con mayor frecuencia las apariciones que desencadenan los enigmas.

El poeta, narrador, ensayista y traductor tinerfeño propone en De un modo enigmático (Ediciones Franz, Colección Cráneo, 2021) un itinerario personal por esta geografía física, pero sobre todo mental, y dialoga con el artista Jesús Hernández Verano. Este volumen de relatos se presenta el viernes (19.30 horas) en el Lido de San Telmo, ubicado en el Lago Martiánez del Puerto de la Cruz, en una cita a la que, además, también está previsto que asistan el catedrático de Literatura Nilo Palenzuela y la periodista cultural Raquel Toste.

LA ISLA QUE SURGE DE LA MEMORIA

Tras ocho años viviendo en Madrid, Rafael-José Díaz regresa a la Isla en 2015. “El primer año de mi vuelta a Tenerife -explica- fue de transición, de asimilar el cambio de vida y de darle vueltas en mi cabeza a un montón de circunstancias personales. Por eso, también fue un tiempo de cierto bloqueo en mi escritura”.

Sin embargo, este momento de complejidad le llevó, precisamente, a ir elaborando entre 2016 y 2019 los relatos que dan forma a De un modo enigmático. “Me di cuenta de que existía una continuidad en esta serie de textos que en su mayoría están localizados en la Isla, en lugares que a veces se mencionan explícitamente y a veces no, pero que están relacionados con mi propia experiencia y con mi memoria”, apostilla.

EXPLORAR LO URBANO

En alguna ocasión el escritor canario ha confesado que este libro se fue haciendo sin ser él plenamente consciente de la obra que estaba en marcha. Un volumen de relatos que no representa una ruptura del vínculo que mantiene Rafael-José Díaz con la poesía, con los textos fragmentarios, diarísticos, o incluso con los ensayos.

No obstante: “En la narrativa, de alguna manera, siento que recorro un territorio diferente al de la poesía”, aclara el autor canario. “Me gusta explorar el ámbito urbano. La narrativa me permite, por ejemplo, bajar hasta los espacios más desagradables de la realidad… Mientras que los espacios de la poesía son más bien interiores, no tan físicos, no tan claramente vivenciales”.

Y esos relatos que se despliegan en De un modo enigmático, como era de esperar, cuentan historias, “lo que pasa es que no tienen continuidad: no hay un desarrollo narrativo ni una creación de personajes. Son relatos en los que, por lo general, figura un narrador autobiográfico al que le suceden una serie de peripecias, más internas que externas, que tienen que ver con su propia mente”.

Además, con mayor o menor concreción, todo ocurre en un ámbito: la ciudad. “Casi siempre es Santa Cruz de Tenerife. A veces menciono barrios, lugares específicos, y en otras ocasiones solo un lector que conoce la capital es capaz de descubrir a qué sitios aluden los textos”.

DIBUJOS DE JESÚS HERNÁNDEZ VERANO

El volumen, como se ha apuntado, mantiene asimismo una conversación con las ilustraciones del artista Jesús Hernández Verano que acompañan a los relatos. “Cuando tenía el libro más o menos ordenado -expone Rafael-José Díaz-, se lo hice llegar a Jesús Hernández Verano”. “A partir de ahí, fue elaborando los dibujos en tinta que ilustran De un modo enigmático, que a su vez forman parte de una serie, Desfiladeros del sueño. El diálogo se establece, justamente, desde la idea de esos lugares abismales, en los que se sufre una caída en la profundidad, que a veces es física, como la que pueden representar los barrancos de la propia ciudad, y a veces mental, psicológica”.

Cinco dibujos figuran al final de otras tantas secciones que vertebran la obra. “Cada uno de ellos tiene la función de que el lector, cuando llegue a esa ilustración, reflexione sobre aquello que ha leído y, con esa imagen elaborada por Jesús Hernández Verano, pueda observar con mayor nitidez lo que se le ha ido contando”.

Pero en la cubierta de la obra publicada por Ediciones Franz hay un dibujo diferente, “que recuerda a un cráneo, en alusión a la serie en la que se ha publicado De un modo enigmático, pero también podría entenderse como una especie de paisaje”, apostilla Rafael-José Díaz.

LA ESCRITURA HÍBRIDA

En la trayectoria del escritor tinerfeño conviven el poeta, el traductor, el ensayista, el narrador; que llegan a entrar en conflicto en el momento en el que “la escritura es indefinida”. “Cuando me adentro en estos campos híbridos -afirma- no me planteo ninguna cuestión de género”. “Los géneros, en suma, son modalidades que sitúan los textos en un horizonte de lectura, pero hay una escritura transgenérica que va más allá de las divisiones y entonces no se sabe bien si lo que se está escribiendo es un poema en prosa o un relato lírico, o incluso un pasaje con influencias ensayísticas que invitan a la reflexión. Algo de todo eso hay en este libro”, asegura el autor de De un modo enigmático.

Rafael-José Díaz menciona, por ejemplo, un relato que sitúa en el interior de una vivienda, “en el que lo que se describe es una huida a través de distintas dependencias. Nos recordaría, salvando las distancias, a Casa tomada, de Julio Cortázar. Pues bien, ese texto podría entenderse como un poema en prosa”. “Quizá la extensión es lo que en mi caso determina la diferencia entre un poema en prosa, que suele ser más breve, y un relato, que, a pesar de que no es frecuente que exceda de las dos o tres páginas, es más extenso”.

En esa narrativa que transcurre por lo inefable el escritor va dando cuenta de diferentes hallazgos. “En ocasiones se trata de encuentros fugaces con personas. Uno de los relatos, por ejemplo, se sitúa en la Avenida Marítima de Santa Cruz, donde observo a un señor que está sentado solo en un banco y a partir de ahí fabulo con la posibilidad de que se trate de un inmigrante y acerca de cómo ha podido ser su vida hasta llegar a este lugar”, explica. “Otras veces escribo de encuentros con lugares más bien secretos, ocultos, que normalmente se hallan fuera de nuestro campo de visión. Al pasear -concluye-, acostumbramos a fijarnos en sitios muy marcados. En cambio, yo me propuse explorar esos otros territorios fronterizos”.

 

ENTRADA DESTACADA

NICOLÁS DORTA EN LOS 'DIÁLOGOS EN LA GRANJA'

 

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